Magnífica conferencia de Jacob Jiménez en ExpoConstruye, donde articula las posibles aplicaciones de la IA en el sector de la construcción
“Esto es un tren, que se va y no espera a nadie. A nadie. No va a parar, no nos va a llamar ni nos va a pedir billete. Y tenemos que decidir si es el nuestro, o no”. Es el tren de la Inteligencia Artificial, el ferrocarril que hace muy poco ha salido de la estación pero que en su avance multiplica su aceleración y la velocidad ya necesita de dar el salto o quedarse atrás. Es una opción, cada uno está en su derecho de escoger. Pero el mercado también elige, y el riesgo de quedar fuera no es sólo real sino evidente.
Jacob Jiménez, Vicedecano de COGITI Cádiz y director de operaciones de DSA Grupo, ha desarrollado su ponencia en el Auditorio Porcelanosa de ExpoConstruye. La mejor manera de cerrar esta exitosa cuarta edición de la principal feria de la construcción de la provincia de Cádiz. Durante 40 minutos, explica y desarrolla las utilidades de la IA en el sector de la construcción, como una gran aliada en esta revolución 4.0, la revolución de las ideas.
Aquí puede ver la conferencia completa en nuestro canal de Youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=nS26bw7JxXY
“En la ingeniería nos manejamos con un lenguaje que intentamos que aterrice en la construcción, y el Colegio Profesional es clave para ello”, avanza en un primer término. “Por eso, COGITI apuesta por ExpoConstruye”.
Jacob Jiménez iniciaba la conferencia con tres preguntas. Y es que por lo embrionario de esta herramienta, es frecuente encontrarse con muchas más cuestiones que respuestas, con más dudas que certezas. La única conclusión segura es que la Inteligencia Artificial ni es una herramienta más ni pasará de moda, sino que ya ha llegado y lo hace para quedarse.
Esos tres interrogantes servían para tejer el tapiz de la disertación: ¿Qué es la IA? ¿Cómo me afecta a mí? ¿Qué pasa si mis competidores la utilizan y yo no?
¿Que es la IA?
“La primera vez que se utiliza este término es en 1965 en una conferencia en Dermouth. Pero antes Alan Turing, con su famosa máquina enigma para descifrar los mensajes de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, ya empieza a utilizar determinados algoritmos.Y en 1906, Ramón y Cajal, nuestro premio Nobel, publica sus tratados sobre la red neuronal”. Es la base para entender en qué consiste esta tela de araña. Y ahora, ¿por qué el estallido se produce hace menos de una década?
“Todo está plano hasta 2015. Elon Musk, un visionario. Tiene las ganas y tiene el dinero. Y funda Open AI, que desarrolla un algoritmo basado en Inteligencia Artificial en abierto. Open AI saca de la Universidad este concepto y lo pone al alcance de todos. Más adelante, Bill Gates mete mil millones de dólares y todo se dispara”.
“Todo es muy reciente. ¿Y por qué las empresas constructoras españolas son tan buenas? Porque ya estamos hablando de Inteligencia Artificial en un espacio como ExpoConstruye. Es un sector muy puntero”. Jacob Jiménez insiste en negar los estereotipos de una parcela donde todos se siguen imaginan al albañil con su casco subido en una grúa y poniendo ladrillos, pero donde se han invertido 11,5 mil millones de euros en las últimas tecnologías.
La IA avanza por tres carriles diferentes en este planeta. “Mientras Estados Unidos innova y China desarrolla, la Unión Europea legisla”. Y en esa diferencia, entonces, “surge la pregunta más importante, ¿Esto de la IA es bueno o malo? Hay que elegir. Como en Matrix, pastilla roja o pastilla azul. Habrá empresas que elijan una u otra opción.
“Pero si la elige un competidor y yo no…”. Ahí es donde está la cuestión.
¿Cómo me afecta a mí?
El Vicedecano de COGITI Cádiz entiende los recelos y su lucha diaria es minimizarlos. “Hemos hablado de qué es la IA y de dónde viene, pero da un poco de miedo. Entramos en la era de la vigilancia, como dice Yuval Noah Harari. Pero hay algo bueno de ser europeo. Y es por la regulación en materia de protección de datos, que obliga a las empresas a que sus servidores estén en Europa y se cumpla su normativa”.
Destaca que “esto impide entrenar a la IA con nuestros datos. Para que nuestra información no pueda estar disponible para otros usuarios que tengan acceso a ella”. Por ello recomienda ‘cerrar’ al público todos los datos privados en el chat GPT, para que “nuestra información no esté disponible hacia fuera. Así controlamos la información de nuestras empresas”.
¿Cómo aterriza en la construcción?
“El ChatGPT tiene un interfaz de comunicación. Pero importante: la Inteligencia Artificial no extrapola, interpola. Es un algoritmo entrenando con unos datos y reconoce patrones que es capaz de imitar. Pero lleva muy mal darme datos que no tiene. Se equivoca. Es como el niño ‘repipi’ que contesta hasta cuando no sabe, porque la inteligencia emocional es cero. Si el contexto es erróneo, la respuesta es mala. De ahí que algunos crean que no les sirva”, lamenta.
Para crear un contexto propio hay que crear un GPT. “Nosotros en COGITI Cádiz, como la información del chatGPT es diversa en cuanto a nuestro sector, hemos creado un chat con una IA externa pero entrenado con un ‘data set’ propio”.
Luego está el sesgo. “Porque, insisto, la IA no tiene inteligencia emocional, son sólo datos. Si yo no le doy sesgo, el algoritmo se lo va a dar por mí, y lo utilizará de un tercero. Yo en mi empresa quiero decidir yo”, puntualiza.
Jacob Jiménez considera que la hiperpersonalización es lo que provocará la ruptura total de las barreras. “Cuando compras una casa, la quieres totalmente personalizada, como un coche o un teléfono móvil. En la construcción ya está pasando. Esta hiperpersonalización requiere de trazabilidad, que necesita de la digitalización”.
“La trazabilidad es lo que permitirá la hiperpersonalización del sector. Tengo además ‘feedback’ en tiempo real. Permite los cambios inmediatos en la planificación. Mejora la seguridad al controlarse más los riesgos y peligros por estar en un entorno controlado. Y por último, la mejora de la calidad”, apunta el Vicedecano.
“Esa es la respuesta al paradigma de ¿qué pasará con la construcción? Podemos seguir igual, pero ¿seremos más competitivos si no llevamos a cabo esa industrialización? ¿Creéis que el concepto de productividad no me va a dejar fuera?”, reflexiona. “La industria de la construcción en España es muy buena pero hay que serlo y también parecerlo. También tenemos empresas muy buenas pero otras con un amplísimo margen de crecimiento”.
Salpimenta la exposición con numerosos ejemplos de la aplicación positiva de la IA. Como la eliminación de las reconocibles barreras idiomáticas, al reproducir unas declaraciones de Emilio Corbacho, presidente de los constructores, hablando tanto en español como en perfecto alemán; una magnifica tarjeta de presentación ante los posibles clientes germanos.
“Nadie entiende una obra sin una hormigonera o una grúa torre, pero eso es tecnología del siglo pasado. Creo que en poco tiempo se desarrollarán las obras utilizando robots, exoesqueletos para las cargas pesadas e Inteligencia Artificial en elementos como la visión artificial”.
Para finalizar, Jacob Jiménez se detiene en un negocio cotidiano. El servicio de reparto de agua a las oficinas. ‘El caso aguas del Tempul’, como le gusta titularlo. Hasta ahora siempre se había organizado de una manera bien conocida: un repartidor entregaba las garrafas cuando se le avisaba de que se iba acabando el producto. Pero… “la evolución de ese negocio es la automatización. Disponer de unos sensores conectados para saber si se ha agotado o no. Así puedo optimizar la ruta, tengo controlado el stock, me llegan alertas automáticas para evitar la ruptura de stock”.
¿Y que hace la IA? “Yo tengo una capacidad de previsión avanzada de mi demanda. Sé cuál es el horario de mi cliente, número de empleados, días festivos, temperatura interior y exterior, si tienen la jornada intensiva… Es enorme la diferencia con el repartidor que distribuye agua con respecto a este nuevo modelo”.
“Eso permite una optimización dinámica de la ruta. Disminuye gastos operativos, del stock y provoca un aumento de la satisfacción del cliente. ¿Se puede competir sin esto?”, se vuelve a preguntar. “Yo creo que el tradicional no podrá competir. “Por eso la última pregunta ¿Qué pasa si no lo adopto? No pasa nada. No podrás competir, el mercado te ha dejado fuera”.
“Esto es un tren, que se va y no espera a nadie. A nadie…”.