Con sólo 24 años, Beatriz Armillas es la benjamina del nuevo equipo directivo de COGITI Cádiz, donde servirá de enlace entre estudiantes, recién licenciados y los veteranos de la profesión

Y tú ¿qué quieres ser de mayor? Beatriz Armillas Mateos (24 años) lo tenía muy claro: inventora. Apretar las tuercas de la cabeza y engrasar la materia gris de nuestro cerebro para hacer más fácil la vida de los demás. Esa imaginación aterrizaría sobre un sendero que le encaminaría hacia la Ingeniería.
Beatriz es la benjamina de la nueva junta directiva de COGITI Cádiz. Esta gaditana, residente en El Puerto, posee el doble Grado en Ingeniería Mecánica e Ingeniería de Diseño Industrial y desarrollo del producto. Actualmente trabaja en Derichebourg Multiservices y ha dado este salto con la ilusión de acercar las aulas al mercado laboral, de unir formación con realidad para que los jóvenes estudiantes y recién egresados entiendan el universo que emerge tras la Academia.
-¿Por qué decidió entrar en el Colegio Oficial y dar ese paso al frente para formar parte de la nueva junta directiva?
-Llevo muy pocos meses en el colectivo, desde finales de 2024. Y me he interesado por varias razones. Entre ellas, me gustaría conocer por dentro el tejido empresarial de Cádiz y relacionarme con ingenieros que tengan mucha experiencia y de los que pueda aprender muchísimo. Mi ilusión y deseo es quedarme en la Bahía de Cádiz, hacer vida en mi tierra y trabajar aquí.
Y después, porque siento de primera mano que sería necesaria una orientación por parte del Colegio Oficial a los recién egresados. Cuando estamos estudiando la carrera tenemos una idea preconcebida del ejercicio de la profesión y hasta que no damos el salto al mercado laboral no conocemos cuál es la realidad. Actualmente, esta no se ajusta muchas veces con las expectativas que se tenían y parece una suerte poder trabajar de lo que se ha estudiado.
-¿Existe aún una distancia importante entre la Escuela y el mercado?
-Sí, pese a que desde el Colegio están intentando reducir ese espacio. Por lo que he podido comprobar a través de conversaciones con antiguos compañeros, hay una sensación generalizada de que “nos han vendido la moto”. Hay un mito alrededor de las condiciones económicas y laborales de un ingeniero, tal vez porque antes sí eran destacables. Se sufre un desengaño que a mí me gustaría evitarlo en la medida de lo posible. Creo que hay que relacionar más el mundo real con la Academia.
-Es un mal propio de este tiempo que afecta no sólo a este sector, ni a esta provincia.
-Sí, creo que esta decepción provoca que muchos se hayan ido fuera a hacer el trabajo que aquí no pueden desarrollar, ya sea por un motivo económico o porque no se sienten lo suficientemente realizados con las tareas que desempeñan en su día a día. En el Colegio voy a llevar el área de Colegiación para intentar facilitar y apoyar ese relevo generacional.
-¿Cuáles son los beneficios de la colegiación?
-Pues precisamente hay muchos compañeros que no los conocen porque hay un fallo de comunicación y me gustaría que esto se transmitiese mejor. Hay que modificar el discurso o quizás ampliarlo. La ventaja principal que yo veo es formar parte de una comunidad de personas que comparten el mismo camino profesional. Unos en sus primeros pasos y otros unos paso más adelante.
Gracias al Colegio, podemos seguir acompañándonos, favoreciendo esa simbiosis entre generaciones. Además, es una maravillosa forma de mantenerse en contacto con los compañeros con los que estudiamos, pues cuando acabamos cada uno se va para un lado y se puede perder ese vínculo tan especial.
-¿En qué momento se encuentra esta profesión?
-Soy todavía demasiado joven como para tener una perspectiva amplia de nuestra profesión. Estoy en el camino. Me ha encantado mi carrera y ahora tengo que plasmar todo eso que he aprendido en el mundo real. Lo que tengo claro es que la labor de un ingeniero es quebrarse la cabeza para encontrar soluciones que hacen más fácil la vida a los demás.
-¿Cuál es el principal reto en el sector?
-En la provincia de Cádiz, lo más importante debe ser la generación de empleo, porque no hay tantas oportunidades y muchas veces el talento se va fuera. Mi hermana es un ejemplo de ello, ella se encuentra en Londres. Que la gente se tenga que ir de Cádiz es una derrota. Se quejan en muchos sectores y nos quejamos también en la Ingeniería. Son muchos años de dedicación y responsabilidad y nos gustaría poder ejercer en nuestra casa con unas buenas condiciones y en una labor que nos emocione.