Hija y nieta de feriantes, nuestra colegiada se encarga de visar la seguridad y solidez de las atracciones y casetas
Nuria Guerrero es nieta de feriantes, hija de feriantes, y desde su profesión como ingeniera técnica industrial se encarga entre otras muchas funciones de visar los proyectos de montaje e instalación de atracciones y casetas en los recintos feriales. Forma parte de una gran familia, atractiva, sugerente y desconocida, esa familia que se compone de muchos trabajadores incansables que recorren cada semana las poblaciones de Andalucía y sus territorios fronterizos.
Su padre, turronero de la cordobesa Aguilar de la Frontera, conoció a su madre en Barbate. Precisamente, en la feria. Su abuelo contaba con una pista de coches de choque (derivaría en Atracciones Hermanos Guerrero), y Nuria prácticamente se crió "en una caravana". Por esto, por el gran apego que tiene a su gente y esta forma de vida, cuando vio llegar a ese hombre que siempre miraba los documentos de todos los feriantes y les daba el ok necesario, ella decía: 'Papá, yo quiero ser como él'.
Ese hombre era José Manuel Valero, nuestro compañero y premio a toda una vida en la última gala de COGITI Cádiz. Y esa 'peque' es Nuria Guerrero, quien capea el trajín de la semana con la sonrisa y el nervio que le caracterizan. "Han coincidido cuatro ferias a la vez: Dos Hermanas, Barbate (el atún), Castellar y ahora Jerez. Somos cuatro ingenieros técnicos en la asociación de feriantes y estos días me toca a mí. Un poco de estrés, pero nada más", comenta.
Describe con pasión su quehacer diario. "Esto me encanta, me gusta mucho mi trabajo. Empecé en Renfe, pero decidí cambiar y volver a 'casa", recuerda. Su gran alegría es "encontrarme a gente de toda la vida", personas trabajadoras que de generación en generación se van ganando su jornal sobre el albero. "Es una vida dura. Aquí se trabaja igual un lunes que un domingo, y el sueldo se gana cuando toca y se debe repartir en los doces meses. Pero es una costumbre de vida y quien está aquí sabe valorarlo".
Nuria se encarga de "revisar la seguridad y la solidez de las atracciones. Comprobamos también la pica, aunque no nos corresponde a nosotros, que estén bien todos los diferenciales, algo en lo que Bomberos nos ayuda muchísimo" y, en definitiva, en prevenir. Que la Feria siga siendo una fiesta antes, durante y después de su finalización. Entre todos se apoyan, "porque sabemos las complicaciones, lo duro que es dejar un día una ciudad y llegar a otra para empezar el montaje. Los problemas que te puedes encontrar. Así que somos flexibles para hacer el mejor trabajo y en el tiempo necesario. Los ayuntamientos también son muy competentes".
Todo va muy ajustado de tiempo. Y no ayuda que las fiestas empiecen un sábado o un domingo, con las administraciones públicas cerradas, o un lunes por la falta de tiempo. "Lo ideal siempre es que empiecen un miércoles o un jueves. Porque el que no traiga los papeles, eso cierra y adiós", destaca. Aún así, "ya no suele pasar porque los ayuntamientos saben el trabajo que hay detrás".
Esta barbateña con más de 20 años de experiencia en su ámbito profesional se siente muy respaldada por el Colegio Oficial. "Es un apoyo fundamental. Siempre está ahí y me siento mucho más segura", confirma. "El Decano, Domingo (Villero), es una persona muy cercana y cuyo compromiso personal es absoluto. Tanto Jesús como José María ayudan en lo que haga falta y no me puedo olvidar a Violeta, que estuvo ahí acompañándome el primer día que llegué. En el apartado personal el Colegio es sobresaliente, y siempre me han abierto las puertas".
La de feriante es una profesión muy tradicional, con pocos cambios pese a la evolución en todas estas décadas. El principal "es que ahora todo es telemático. Por oficinas virtuales. Para mí es mucho más cómodo, aunque es cierto que muchos de ellos son mayores y están acostumbrados a llevar los documentos físicos encima. Van con sus papeles".
Momento ideal para hacer una breve pero intensa reflexión. Para echar la vista atrás. ¿Ha merecido la pena? "Por supuesto. Yo me quedo con todo de mi trabajo. Me gusta mucho la ingeniería, aunque mis padres querían que yo fuese farmacéutica. Pero la sangre tira. Mucho. Me encanta estar con mi gente. Y necesito estar en movimiento, huyo de la monotonía". Su trabajo es fundamental porque "un accidente es un escándalo, pero el porcentaje es bajísimo. Está todo muy controlado. Un feriante, con lo que paga por el suelo, ya puedo asegurar que será el primero que vigile porque no pase nada, por la seguridad por encima de todo".